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El trabajo, el cuidado de la casa y de los hijos, las deudas, la angustia por no saber qué nos depara el futuro, la melancolía por los días que pasaron y la ansiedad por los que vendrán, miles de cosas por resolver, en fin, eso y mucho más se encuentra hoy dentro de la cabeza de la mayoría de las personas que viven en constante estrés.
Este cansancio puede volverse una constante y claramente repercute en todas las áreas de la vida, incluso en la sexual. Cargar con él hace difícil sobrellevar una vida en pareja plena, sobre todo cuando ambos están inmersos en los mismos síntomas, de los cuales no es para nada fácil despegarse. Para la psicóloga española y creadora del blog Rincón de la Psicología (http://rincon-psicologia.blogspot.com), Jennifer Delgado, “el estrés en sí no es un fenómeno moderno y se evidencia cuando una persona no cuenta con los recursos psicológicos para hacerle frente a una situación que le resulta significativa”. A esto agrega, que si bien “se afirma que en la prehistoria existía un estrés momentáneo que desaparecía rápidamente”, es hoy en la modernidad donde “nos enfrentamos a un estrés cotidiano y sostenido, lo que obviamente es más dañino”. |
Jennifer Delgado dice que el aumento sostenido de este agotamiento mental “se debe esencialmente a que en los últimos años se han evidenciado algunos cambios que pueden incidir en la calidad de vida de las personas, provocando mayores niveles de estrés. Uno de los mayores cambios es Internet y la forma en que se maneja la información”, dice.
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Para la psicóloga toda la batahola que han causado (para bien o para mal) las nuevas tecnologías, “ha provocado que se magnifique el presentismo y que se valore sobre todo, nuestra capacidad para variar los hábitos y adaptarnos a las nuevas circunstancias”. Y como cada individuo tiene su propio ritmo y al mismo tiempo a muchos se les exige en demasía y más de lo que pueden entregar de manera saludable, la especialista asegura que “el estrés no tarda en aparecer”. Por su parte, el psicólogo de Clínica Santa María (CSM), Raúl Carvajal, dice que es muy importante “entender que estamos en una sociedad que paradójicamente le otorga una connotación positiva a una persona que presenta conductas de estrés, pues curiosamente se iguala con ser un trabajador cumplidor y responsable”. En ese sentido, el terapeuta afirma que esta conducta que si bien “desde afuera puede ser tan valorado, sobre todo por los jefes y acreedores, tiene un costo altísimo para la salud emocional de las personas” y esto puede verse claramente a través de la sintomatología asociada con el estrés, siendo todo estos perjudiciales para “la calidad de vida de las personas y particularmente para su vida sexual”, sostiene. |
No espere hasta que sea tarde
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En relación a cómo el estrés afecta en la sexualidad, Jennifer Delgado menciona que su incidencia es igual como en otros aspectos de la vida. Sin embargo, dice que a diferencia de lo laboral, estudiantil o social – donde en muchas ocasiones somos capaces de detener a tiempo el efecto negativo del estrés – “en el área de la sexualidad, cuando nos percatamos de su incidencia, a veces suele ser demasiado tarde”. Según sus palabras, “el estrés es uno de los factores que provoca la inhibición del deseo sexual, pero usualmente no nos percatamos de que somos víctimas (o no nos preocupamos) de esta disminución de la libido hasta que sus niveles no han caído drásticamente”, explica. | ||
En este contexto, Raúl Carvajal menciona que el estrés gana terreno rápidamente en las personas “porque el cuerpo está preparado para sobrevivir y un organismo estresado vive tenso, alerta, preocupado, con escasa concentración, irritable, insomne, insatisfecho, cansado, siempre a la defensiva, con nula tolerancia a la incertidumbre, terminando con esto por alejarse de sí mismo, del deseo, las fantasías y el temor a no cumplir con las expectativas propias y/o del otro”.
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“Otra causa por la cual el estrés es enemigo de la sexualidad radica en que la entrega que demanda el acto sexual (desconectándose de los problemas cotidianos) es prácticamente imposible cuando la persona está sometida a situaciones estresantes”, afirma Jennifer Delgado.
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Al parecer el tema del estrés o mejor dicho el del poder que ejercemos sobre nosotros mismos puede ser tan fuerte que en el ámbito sexual, puede provocar problemas como la dificultad en el hombre de lograr una erección o la inhibición sexual en la mujer. Frente a este tema, la psicóloga española dice que “nuestro cerebro es un perfecto centro de control del organismo” y por lo tanto” cualquier problemática de índole psicológica podría afectar potencialmente nuestro cuerpo”. Es así como afirma que en lo que respecta a la sexualidad, “el estrés afecta al hombre provocando eyaculación precoz o disfunción eréctil y a la mujer mediante la anorgasmia y el deseo sexual inhibido”. En ese sentido, agrega que biológicamente se produce “el aumento de los niveles de cortisol, los que impiden la producción de hormonas como la progesterona y la testosterona y por ende, se reducen los niveles de deseo sexual. Algo que muchas mujeres pueden constatar en la práctica ya que cuando están sometidas a elevados niveles de estrés, su ciclo menstrual se hace irregular o desaparece”, manifiesta. |
¿La tarea? ¡Gozar!
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Para ambos especialistas el poder reencontrarse con uno mismo, darse espacios para el relajo y por sobre todo entender que la sexualidad es tan importante como las demás actividades, es muy relevante para poder prevenir situaciones que pueden incluso acabar con una relación de pareja. Frente a cómo es que todas las responsabilidades que tiene un individuo pueden alejarlo del goce y la satisfacción sexual, Jennifer Delgado afirma que tomar en cuenta en mayor medida cosas como “el trabajo, las compras, el encuentro con los amigos, las tareas domésticas”, etcétera hace que “cuando llegamos al encuentro íntimo estamos exhaustos” y por lo tanto, prefiramos aplazar el encuentro para “cuando hayan ganas”. “Vale aclarar que cuando las personas redimensionan la importancia de la sexualidad en su vida de pareja esto no sucede”, dice la terapeuta quien además entrega como dato “un estudio realizado en la Universidad de Riverside, que ha demostrado que cuando el hombre ayuda en las tareas domésticas, aumenta la satisfacción matrimonial y el número de las relaciones sexuales”. Raúl Carvajal coincide con lo anterior y agrega que es quizás por el hecho de que vivamos en “una sociedad que está privilegiando el tiempo de trabajo por sobre el de descanso y la obligación por sobre el placer, nos hemos alejado del goce, del tiempo de calma para conquistar y ser conquistados, todo por ganar una carrera ¿contra quién?, nadie lo sabe”, sostiene. ¿Y si estamos inmersos en toda esta vorágine, cómo sobrepasar el estrés y poder disfrutar con la pareja de una activa y placentera vida sexual? Jennifer Delgado dice que “cada persona debe aprender a conocerse, evitar las situaciones estresantes y asumir estrategias que le permitan lidiar con los problemas cotidianos”. Además, menciona que existen técnicas que pueden contribuir “a mejorar la calidad de vida y por ende, también a la calidad de la relación sexual”. Entre ellas menciona “hacer ejercicio, aprender técnicas de relajación y también a identificar las emociones negativas y los signos de estrés, redimensionar la importancia de la vida sexual y colocarlas en lugares jerárquicos en la agenda cotidiana, poner en práctica fantasías sexuales que le brinden un toque de originalidad a la relación”, entre otros. Por otro lado, Raúl Carvajal señala que “lo primero es fortalecer la comunicación con la pareja, ser capaz de señalar claramente lo que me pasa, sin culpas ni vergüenza; luego, reconocer las causas del problema y darle tiempo al placer y no bloquear la capacidad natural al disfrute, teniendo contacto con la pareja sin necesidad de terminar en un coito, sino en el maravilloso encuentro en la caricia, sin exigencias de ningún tipo”, concluye. |
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