la nueva tendencia que vamos a abrazar
Vamos cuesta abajo y sin frenos, pero te va a gustar. esperan
Ahora que por fin te habías acostumbrado al Normcore es el momento de que lo dejes ir. No te acomodes porque poco a poco va a ir haciendo sus maletas para, siguiendo el curso natural de la historia, despedirse y dejar paso a la “nueva” tendencia: el choni del efecto 2000. No te asustes aún, todo tiene una explicación sencilla y gustosa. Tampoco te niegues a interactuar con ella, porque dijiste lo mismo de los Levi's 501, el regular fit de los pantalones y el regreso del talle alto, y ahora no hay quien te separe de estos cortes y te reoriente de nuevo a los ceñidos pitillo de tiempos pasados.
Ya vaticinamos hace un tiempo que los primeros albores de los años 2000 comenzarían a alumbrar nuestra vida, y con el paso de las temporadas se confirma que la tendencia iluminará completamente el próximo año. Si la moda no había recurrido antes a esta época es porque aún no estaba lo suficientemente vivida, pero pasados 15 años, resulta ser el momento propicio para revisitar aquellos primeros años del nuevo milenio. Ojo, hablamos de reescribir el concepto y volver a aceptar aquello que hace un tiempo nos llegó a horrorizar, volver a encontrarle el gusto. Aquello que llamamos choni y que, una vez más, no nos parece tan mal –de la misma manera que sucedió con los pantalones pitillo, los trajes estrechos o el regreso de las hombreras.
El chándal es posiblemente la evidencia más clara de esta vuelta alchonismo estético. Con el normcore invadió nuestros armarios como icono del sporstwear, pero en su versión más sofisticada. Un chándal que no servía para hacer deporte, sino para dejarse ver: pantalones joggers, sudaderas bordadas, piezas clásicas confeccionadas en nylon o neopreno... Las referencias deportivas comenzaron a vestirnos, pero ahora vamos un paso más allá. No te extrañes si te ha apetecido recuperar aquel dos piezas de Adidas que marcaba nuestros hombros y los laterales de nuestras piernas con sus icónicas tres rayas blancas. Gran culpa de ello la tienen las colecciones P/V 2016 de Prada, que nos uniforma como niños de colegio chándal mediante, o AMI, en la que se mezclan los famosos pantalones rayados con camisas y jerséis de punto. Y no sólo ellos, porque Urban Outfiters ya cuelga en sus percheros el emblemático chándal en toda su gama cromáticaal alcance de todos los mortales. ¿Raro? No, tintes de aquella nueva experimentación estilística con la que nos recibió el cambio de siglo. Nuevos tiempos, nueva imagen disruptiva y sumida en el comprensible caos de sus primeros pasos.
¿Señales circunstanciales? Para nada. Si no, ¿por qué iba a incluir el museo Victoria & Albert de Londres en su archivo de moda aquel chándal de terciopelo que iconos como Paris Hilton popularizaron a principios de 2000? Porque ya es una pieza de referencial y de culto.
Hablamos de la época del desconcertante tecno, de la experimentación, de la confusión, de la disrupción, de la irreverencia. Un momento en el que las puertas de un nuevo futuro se abrían ante nosotros y nos invadía la nostalgia de dejar atrás un intenso siglo. Así, Louis Vuitton vuelve a recuperar las famosas Souvenir Jackets que los soldados estadounidenses se llevaron de vuelta a su América natal tras la Segunda Guerra Mundial a modo de recuerdo. Sedas de colores flasheantes y bordados asiáticos que podríamos haber considerado algo choni hasta ahora, pero que puestos de nuevo sobre la palestra no resulta tan disparatado recuperar. Del mismo modo que los calcetines blancos se han convertido nuevamente en una opción más allá del gimnasio, como hemos visto también en Louis Vuitton, Paul Smith, Pal Zileri o MaisonMargiela, donde incluso proponen mostrar completamente el calcetín combinándolo con sandalias.
Si hablamos de mostrar, los primeros compases del milenio se han caracterizado por enseñar carne hasta límites nunca vistos hasta el momento y por explotar la sexualidad hasta rayar la obscenidad, como por ejemplo exhibir la ropa interior, que hasta el momento había permanecido por debajo de la exterior. Una locura que ya vimos en el invierno 2015 de Bottega Veneta y que recupera Haider Ackermannpara la P/V 2016 mezclándolo con joggers, pantalones metalizados y botines de estampados psicodélicos.
La pasarela está muy bien, pensaréis, pero no hay peligro hasta que esto no baje de ella. El problema es que ya lo ha hecho, y entre uno de los grupos de mayor influencia en el groso de la población: los cantantes.Kanye West es el rey del chándal y Rihanna uno de los máximos exponentes de la época mileniarista –sin obviar el anunciado regreso en 2016 de de los Backstreet Boys y el preview que nos ofrecieron en la presentación neoyorkina de Balmain x H&M.
Si revisamos el videoclip de uno de los singles más recientes de la de Barbados, 'Bitch, Better Have My Money', podemos reconocer tanto en su producción, estética y estilismos claras referencias al chonismo de los 2000. Abrigos largos hasta el suelo, patchwork, denim, bandanas en el pelo, rayas diplomáticas junto a estampados de flores y carne, mucha carne. Dejando de lado la parte estética, resulta curioso descubrir cómo seleccionó la cantante a sus compañeras de plano. La modelo españolaSita Abellán y la artista Sanam Sindhi fueron escogidas por la propia Riri a través de Instagram, un canal de comunicación hoy normalizado entre los Millenials que crecieron junto al desarrollo tecnológico del nuevo siglo.
Abriendo el ámbito de actuación más allá de la moda, la tecnología ha sido sin duda una de las señas de identidad de los últimos años, tanto es así que el año que viene fagocitará al propio fashion business convirtiéndose en el leit motiv de la próxima Gala del MET. Apple será uno de los patrocindores de 'Manus x Machina: Fashion in an Age of Technology', con el objetivo de defender que la tecnología wearableque nos anunciaban aquellas películas de mediados del siglo XX por fin son una realidad. Películas que, a su vez, han inspirado la colección femenina P/V 2016 de Nicholas Ghesquiére para Louis Vuitton, con tintes de 'Blade Runner’ (1982), ‘Tron’ (1982) o la más reciente ‘My blueberry nights’ (2007) para vestir a sus cyber manga girls de aspecto choni.
Y si aún pensabas que podías escapar de tus momentos más oscuros (que volverás a amar en los próximos meses), quítate esa idea de la cabeza, porque si todas estas apocalípticas referencias te sabían a poco, las icónicas 'Crueles Intenciones' o 'El diario de Noa', claros referentes mileniaristas, vuelven a nosotros en forma de serie y al alcance del democrático mando a distancia.
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